El pasado 14 de mayo, EEUU declaró su respaldo al alto al fuego entre Israel y los grupos terroristas de Gaza, que fue mediado por Egipto después de 11 días de conflicto. El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, emitió un comunicado en el que señaló que este cese al fuego era crucial para permitir la distribución de ayuda humanitaria a la población civil de Gaza, así como para avanzar en la construcción de una solución política al conflicto en la región.
El conflicto entre Israel y Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, comenzó el 3 de mayo cuando Hamas comenzó a lanzar cohetes hacia Israel en respuesta a las tensiones en Jerusalén. Israel respondió con ataques aéreos y terrestres contra objetivos de Hamas en Gaza, lo que resultó en la muerte de al menos 250 palestinos, entre ellos unos 66 niños. Por su parte, Hamas lanzó más de 4.000 cohetes hacia Israel, matando a 12 personas.
Este alto al fuego entró en vigor el 21 de mayo, poniendo fin a 11 días de conflicto y permitiendo que la ayuda humanitaria llegue a la población civil de Gaza. El acuerdo también incluye la promesa de Israel de detener los desalojos de familias palestinas en Jerusalén Este, que habían sido el detonante inicial de la escalada de violencia.
El respaldo de Estados Unidos al alto al fuego fue bien recibido por la comunidad internacional, que había estado presionando a Washington para que hiciera más para resolver el conflicto. La declaración del secretario Blinken fue interpretada como un reconocimiento de que Estados Unidos todavía tiene un papel importante que desempeñar en la región y que está dispuesto a involucrarse en la construcción de una solución política al conflicto entre Israel y los palestinos.
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Sin embargo, la implementación del alto al fuego sigue siendo frágil, con informes de enfrentamientos esporádicos entre grupos palestinos y fuerzas israelíes en Gaza. La ayuda humanitaria también ha enfrentado obstáculos para llegar a su destino debido a la destrucción de infraestructura clave durante el conflicto.
A medida que la comunidad internacional continúa presionando por una solución duradera al conflicto, el respaldo de Estados Unidos al alto al fuego y su compromiso de apoyar a las partes en su búsqueda de una solución política es visto como un paso positivo hacia la estabilidad y la paz en la región.